El síndrome del sabio
2013. Como bien sabemos, esta cifra corresponde al año en el que vivimos. Pero no queda solo ahí. El año 2013 va más allá, habiéndose visto declarado: Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, Año del Aire, Año de las Matemáticas del Planeta Tierra, Año de la Prevención del VIH/Sida y Año de las Enfermedades Raras, entre otros. Y es en este último caso en el cual yo me voy a centrar.
2013, Año de las Enfermedades Raras. Hoy en día, existe un elevadísimo número de enfermedades raras conocidas (entre 5000 y 7000).
Pero hay una extraña enfermedad que me llamó la atención especialmente.
Aproximadamente, el planeta ha alcanzado la cifra de 7.000 millones de habitantes. A pesar de ser un elevado número, todos contamos con algo que nos hace diferentes al resto, bien sean rasgos físicos o psicológicos. Aún así, siempre encontramos personas que sobresalen por encima de lo normal entre la sociedad. Y es aquí donde yo me detengo para hablar del síndrome del sabio o savantismo.
El síndrome del sabio/savant o savantismo hace referencia a un conjunto de síntomas relativos al conocimiento (por tanto, cognitivos) anómalos.
La palabra francesa “savant” (que significa sabio) es la que da nombre a las personas que padecen este síndrome. Éstas presentan en general, curiosamente, unas inusuales habilidades centradas en 4 categorías principales:
- Arte: (música, pintura y escultura): Se caracterizan por ser grandes intérpretes musicales, especialmente al piano, pintores y escultores. Suelen tener habilidades innatas para comprender e interpretar la música.
- Cálculo de fechas: Algunos savant pueden memorizar calendarios enteros y recordar datos referentes a cada uno de esos días.
- Cálculo matemático: Capacidad para la realización de complejos cálculos matemáticos mentalmente de forma instantánea y con gran precisión, como por ejemplo el cálculo de números primos o la realización de divisiones con 100 decimales mentalmente.
- Habilidades mecánicas y espaciales: Capacidad para medir distancias casi exactas sin la ayuda de instrumentos, construcción de detalladas maquetas, memorización de mapas y direcciones...
Existen además otra serie de habilidades, aún más inusuales si cabe, como una fuerte agudización de los sentidos o una perfecta apreciación del paso del tiempo sin necesidad de relojes.
Actualmente, no hay ninguna teoría médica capaz de explicar la razón de esta curiosa condición humana, al menos no en su totalidad. Sabemos que algunos savants han sufrido lesiones cerebrales, pero en otros no es posible encontrar rastro alguno de “anormalidad’’. Aunque recientemente se ha descubierto que parte de sus asombrosas habilidades son gracias a que llevan a cabo los procesos mentales con hemisferios cerebrales distintos a los que una persona común utiliza para procesar la información.
En cualquier caso, y de una manera u otra, este síndrome ha despertado la fascinación de muchas personas, y no es para menos, ya que muestra el enorme potencial que nuestro cerebro oculta en su interior.
Hoy día, Darold Treffert, la principal autoridad que estudia este síndrome, ha estimado que existen menos de cincuenta individuos que padecen el savantismo en la actualidad, y él sostiene que:
- Uno de cada diez autistas tienen las habilidades de un savant.
- El 50% de los savants son autistas; el otro 50% tiene otra incapacidad relacionada con el desarrollo, retraso mental, lesión cerebral o enfermedad mental.
- Los varones savants superan seis veces en número a las mujeres savants.
Entre las personas más famosas a las que les ha sido diagnosticada esta rara condición, encontramos:
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- Daniel Tammet es un británico de 27 años que posee este síndrome de una forma particular al ser el único completamente independiente, sin incapacidades mentales. Entre alguna de sus habilidades está la de memorizar el número Pi con 22.514 dígitos en una semana, con lo que empleó en recitarlo de memoria unas 5 horas. También fue capaz de aprender islandés, uno de los idiomas más complejos del mundo, en tan sólo una semana. El proceso de su pensamiento, relatado por el mismo, consiste en ver los números como colores y formas, así que cuando hace un cálculo, en su mente aparece una mancha de color y simplemente recita un número que resulta ser la respuesta correcta.
- La habilidad del londinense Stephen Wiltshire, conocido como “la cámara viviente” es el dibujo. A la edad de 11 años, y tras un breve viaje en helicóptero, reprodujo la vista aérea de la ciudad de Londres con total precisión, respetando la perspectiva, incluso dibujó el número exacto de ventanas que tenían los principales edificios.
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